La Asociación de Vecinos y Vecinas de El Palo (Málaga) se ha convertido en una “oficina de servicios sociales” donde se gestionan todo tipo de ayudas y de trámites burocráticos. 

 

No tienen acceso a Internet, no disponen de un ordenador o no saben cómo hacer la gestión y la gran mayoría son mujeres y, sobre todo, personas mayores de 65 años.

Esos son los perfiles de quienes acuden semanalmente a la Asociación de Vecinos y Vecinas del barrio de El Palo, en Málaga, para que les ayuden con los trámites que necesitan, como, por ejemplo, los relacionados con la Seguridad Social. También les gestionan citas para renovar el Documento Nacional de Identidad (D.N.I.), para Extranjería… La mayoría de los que asisten critican que desde que se inició la pandemia hace tres años casi todos los papeleos se hacen vía online, aseguran que no están preparados y denuncian que esta decisión de la Administración les deja fuera de juego.

Por eso la sede de esta agrupación abre todos los miércoles a las 12 de la mañana y hasta que no terminan con el último vecino no echa el cierre. La presidenta, Mercedes Pírez, sostiene que a todo lo anterior se suma que, en ocasiones, los formularios son tan complejos que la gente no los entiende.

Eva es usuaria de este servicio y cuenta que “en el ordenador empiezas a pulsar botones que no sabes, siempre te falta algún papel y así te tiras varios meses hasta que se complica”.

Un ejemplo de brecha digital

Este caso es un ejemplo más de la brecha digital que existe actualmente. Esas desigualdades en el acceso, uso o impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) entre grupos sociales y que afecta, sobre todo, a colectivos vulnerables, mujeres y personas de la tercera edad. Gracias a la gran labor de esta Asociación esas diferencias no existen.